Actitud tramposa o de ignorancia es reducir a
categoría simplista un concepto tan polisémico como el de cultura. Para ciertos
espíritus, la cultura se comprime en una definición que no va más allá de
reglas de cortesía, normas de urbanidad, sapiencia libresca, acervo informativo
o modales de buen comportamiento. Y sucede que, cuando algo se pone de moda, es
fácil que cualquier cretino oportunista fastidie con estúpidas muletillas a las
que le anteponen la palabra «cultura». Y, así, vindicando equis chingadera se
comienza a chamullar el término hasta quedar rebajado a cliché de propaganda
política marquetera. Una y otra vez se repiten desaguisados: «cultura de la
legalidad», «cultura de la prevención» «cultura de la igualdad de género»,
«cultura del agua», etcétera. Como si con eso se expurgara la inferioridad
intelectual de los cabrones que hacen de la palabra cultura propaganda hueca.
«Todo lo que escribo está cargado de dinamita. Mientras tenga fuerza y entusiasmo cargaré mis palabras con dinamita. Sé que mis verdaderos enemigos, los tímidos y los arrastrados, no se enfrentarán a mí en un combate justo. Sé que la única forma de entrar en contacto con ellos es alcanzarlos desde dentro, por el escroto, tiene uno que subir por dentro y retorcer sus sagradas entrañas» Henry Miller
13 de julio de 2013
Y ME GUSTÓ LA CHINGADERA
Todo pasó en un día en que
yo fui a buscar a un morro que era compañero de clases, muy trucha para las
matemáticas el güey. Y como yo era un pinche burro en cuestiones de números,
pues fui a talonearlo a su cantón para que me hiciera un paro con la tarea que
nos había dejado el profe. El morro no estaba, pero estaba su carnala de 15
años. Yo tenía como 11 años de edad y todavía no se me paraba la bichora y,
además, tenía buenos pensamientos. Solamente conocía lo malo por referencias
bíblicas y platicas beateariles. Pero el chamuco, disfrazado de ángel, andaba
en el aire y puso ante mis ojos los pliegues carnosos de una vulva adolescente,
haciéndome creer que trataban de pétalos de flor. No lo puedo negar, me gustó
la chingadera.
Una nalgasprontas de mierda
Era un culo de vieja y no chingaderas. Una
nalgasprontas de mierda; y, lo peor, es que le soltó la pepa a un bato
muerto-de-hambre como yo...
Las rayas de los burros de la avenida Revolución
Creo que las rayas de los burros de la avenida
Revolución representan la escritura más poética que existe en Tijuana •
conjeturas falsas y vulgares, propias de tontos de capirote
Desde el punto de vista histórico, la filosofía es
la primera forma de conocimiento, es decir, de pensamiento teórico. Representa
la clave de los enigmas del universo; es la ciencia que trata las leyes más
generales de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Marx sostenía el
principio de que la filosofía es "el alma viva de la cultura". Sin
embargo, existen dos maneras de introducirse a la filosofía sin llegar a
comprenderla: la primera, a través de la superficialidad y la otra por vía de la
necedad. Ambas conducen a operaciones síquicas rudimentarias, a conjeturas
falsas y vulgares, propias de tontos de capirote. En cambio las ideas profundas
llevan a la cúspide del conocimiento, pero de nada sirven sino se unen a la
acción. La actividad mental es inconcebible sin la actividad práctica; no hay
cognición pura, ¿cómo puede llegar a materializarse un producto abstracto? La
acción-cognición resulta inseparable, por ejemplo, tal vínculo permite elevar
el nivel intelectual para tomar decisiones correctas, hablar sin equivocarse y
obrar como es debido. La filosofía es, desde su origen hasta hoy, una ocupación
necesaria para el desarrollo humano, tanto en lo espiritual como en lo
tecnológico; pasa de lo ideal a lo material y viceversa. Transita de un
"ser" a "otro ser", de palabras a cosas, y a la inversa.
Con la filosofía el pensamiento -producto superior del producto superior de la
materia, como dijera Lenin- adquiere significación universal, amplitud,
divergencias y orientaciones diversas.
punchis-punchis
punchis-punchis
Música electrónica, más progresiva que la tecno pop,
en virtud de las inovaciones tecnológicas de los equipos electrónicos que
producen nuevos sonidos empleando sintetizadores, cajas de ritmos, samplers,
etcétera, procesados mediante computadoras. La expresión punchispunchis
—advierte P.G. Beas— deriva de la onomatopeya que reproduce los sonidos
combinados de un bass drum (bombo) seguido de un snare drum (tarola) de las
cajas de ritmos que se utilizan en la música electrónica; y que suena pun-chis-pun-chis.
(www.pgbeas.blogspot.com). Construcción: «Y el punchis punchis mantiene en
trance catártico a esas jóvenes almas que gritan, aúllan, danzan, aplauden
frenéticamente, emocionadas. Felices. Una hora después, el resto de la
serpiente de cuerpos que se resistía ha terminado por retorcerse. Al diablo las
sillas para diplomáticos, las muchachas lo que quieren es bailar. Reza la
pantalla: morra, morras, morras, las más desmadoras. punchis-punchis-punchis.
Es la autoburla del colectivo para los que menosprecian su trabajo, es el grito
de antiguerra. El pinche ruido de Nortec» (Jaime Cháidez Bonilla, El Mexicano,
21-X-4).
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