el «yetzet» culturero tijuanaco

 
El autodistanciamiento de la conciencia para paliar las autoculpas y sublimar (o aplastar) las pulsaciones de un superyó edípico, en el caso de los escritorzuelos y dizque poetas fronterizos, cabe destacar que la hipótesis concerniente a la teoría de la glorificación del útero materno (como refugio de protección y seguridad para el hijo divorciado, por poner un ejemplo) no se apoya simplemente en una configuración somática de corte froidiano, sino que se descubre en la recargada holgazanería que padecen como tipicos megagüevonazos los referidos escritoretes. Es por ello que el batos, casi siempre, permanecen en el hogar de sus jefitas, lejos de las labores agotadoras, y pordioseando el «güélfer» que brindan las instituciones culturosas. Y los susodichos poetazos arguyen que su ascenso al alto escalafón de la güevonería se justifica en términos de las necesidades poéticas. Convencidos de que hay que concederles prioridad y, por supuesto, saber encontrar tiempo para algunas bebidas, antes y después de la veladas literarias y de sus mariguanos recitales en cafetines o chupaderos. Poetastros que han encontrado minuto preciso para pelar la pava y que tomando distancia de las convicciones ideológicas y los credos políticos, intentan acomodarse —como buenos zampabonigas— en el «yetzet» culturero tijuanaco, creyendo que así logran un “éxito” artístico.

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