En las patéticas exageraciones hay una intencionalidad solapada que poco o nada tiene que ver con la verdad sino con las condiciones intelectualmente míseras del neotomismo libresco —o sea, maromas mentales adornadas con pedanterías academicistas— que sirve de gran utilidad a las insignificancias literarias de malhadados literatuelos. Como en el fascismo, aquí la verdad no tiene tiempo ni lugar.
«Todo lo que escribo está cargado de dinamita. Mientras tenga fuerza y entusiasmo cargaré mis palabras con dinamita. Sé que mis verdaderos enemigos, los tímidos y los arrastrados, no se enfrentarán a mí en un combate justo. Sé que la única forma de entrar en contacto con ellos es alcanzarlos desde dentro, por el escroto, tiene uno que subir por dentro y retorcer sus sagradas entrañas» Henry Miller
25 de octubre de 2013
Como en el fascismo, aquí la verdad no tiene tiempo ni lugar.
En las patéticas exageraciones hay una intencionalidad solapada que poco o nada tiene que ver con la verdad sino con las condiciones intelectualmente míseras del neotomismo libresco —o sea, maromas mentales adornadas con pedanterías academicistas— que sirve de gran utilidad a las insignificancias literarias de malhadados literatuelos. Como en el fascismo, aquí la verdad no tiene tiempo ni lugar.
Francisco Morales en la dote cultural de nuestras miserias locales
Y el poeta, compinchado en la rémora de las instituciones cultureras del gobierno empresarial (IMAC, CONACULTA, FONCA, ICBC, CECUT), proporc...

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