15 de julio de 2013

«—¡Cálmate, men!, que ya no estás para esos trotes»



Procura hacer caso omiso al pensamiento libidinoso que se te regresa a la mente de utópico cochador y que te está jodiendo la memoria como un pesado flashback de imágenes que se alternan y se arrejuntan con una rapidez muy similar a los movimientos de un juego de naipes; muecas, ojos desorbitados, pantaletas, glande, humedad entre las verijas. Persistencia de ese closap del trasero redondo y carnoso que gustoso en ilusiones tentaleabas, mientras en tus sueños limabas y limabas la varilla, jadeando y jadeando sin decir palabra, extasiado y boquiabierto, con la ilusión de que esa frenética concupiscencia se hiciera de piña y rábano. «—¡Basta ya de malos pensamientos!» —te grita muy por dentro tu alter ego. «—¡Cálmate, men!, que ya no estás para esos trotes» —te autodices en tus adentros.

Francisco Morales en la dote cultural de nuestras miserias locales

Y el poeta, compinchado en la rémora de las instituciones cultureras del gobierno empresarial (IMAC, CONACULTA, FONCA, ICBC, CECUT), proporc...