melolengos a quienes se les invoca como si fueran unos seres dotados de facultades sobrehumanas
La mentada «comunidad cultural» se conforma tan sólo de una porción muy
minúscula del conglomerado social, y cuyas masas periféricas tienen vedado el
paso al mundo de los aromas poéticos y demás dulzuras artísticas. Cuando los culturosos dicen «sociedad preocupada por los quehaceres de la cultura», se refieren
únicamente a los pequeñoburgueses que integran la «comunidad cultural»; una
bola de arribistas y parásitos chupabecas, melolengos a quienes se les invoca como si
fueran unos seres dotados de facultades sobrehumanas. Para estos cultureros, y sus
congéneres de piso, lo que menos importa es el hombre en general, la pelusa de
orden común, el «honest man», como decía Oscar
Wilde.