tetas, panochas y pompas
Cómo transformar esta pinchi realidad provinciana si está invadida por rehenes de la estupidez. Y lo peor es que hay un consenso a su alrededor. Son vergonzosas las alocuciones, se lucen tejiendo majaderías, situando a al política en los peores extremos del exhibicionismo barato, la charlatanería y la demagogia. Como buenos cipayos obran mecánicamente, es decir, estúpida y burocráticamente. En vez de desperdiciar el tiempo y el dinero del pueblo en mamelucadas, mejor deberían organizar concursos de tetas, panochas y pompas.