26 de agosto de 2012

Sergio Estévez Pérez


Una característica de la doctrina liberal vulgar, tal como la encontramos en Tocqueville, es la proclama de que toda persona es libre, porque puede hacer uso y usufructo de sus bienes; es libre de comprar, vender y contratar. Las consecuencias de la libertad desde el punto de vista político son irrelevantes, ya que pertenecen a la esfera privada de cada persona. El patrono es libre de contratar yofrecer el salario que a bien tenga; el obrero es libre de aceptar o no ese salario ofrecido; el contrato es celebrado entre iguales; que lleve a la miseria, sobre trabajo y tiranía en el centro de labores, no es problema de la sociedad. Tal hecho no tiene valor para medir si una sociedad es o no libre. Es más, debe verse como una consecuencia de la libertad misma. Lo que es más, estos mismos liberales vulgares (Constant, Tocqueville o ]ohn S. Mill), consideraban a la Declaración de los Derechos del Hombre de la Gran Revolución Francesa como una abominación, producto de ideas abstractas y metafísicas. Rechazaban el concepto mismo de "hombre"; no existe el "hombre" (ser humano), nos decían, solo existen ingleses, rusos, persas, italianos, existen comunidades, razas, con una tradición y leyes devenidas de una comunidad ancestral, por tal razón, la afirmación de la igualdad del género humano, de la equidad, es un sinsentido.
Sergio Estévez Pérez

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