¿qué se puede esperar si hasta el Pato Zambrano es poeta!
Se dice
que hay una fiebre de poetas en Tijuana, que hay mucha gente generando poesía.
—Puro
jolgorio y tirimiba, eso es lo que hay. Irreverencias de libertinos que no
traen ni siquiera un pingajo de poesía encarnada en el espíritu. Lo que pasa es
que ya cualquier pendejo o pendeja ya se cree todo un diente del Parnaso.
—Gracias
al negocio de la propaganda trinquetera cualquier cabrón llega a convertirse en
poeta y hace pasar por poesía garridas transverberaciones. Ahora, nomás por
puro morbo, echemos un vistazo al catálogo de trivialidades que adquieren un
sabor de trascendencia, cuyos autores y autoras se vuelven una especie de asnos
con herrajes de oro. Hay aquí ingredientes de sobra para condimentar un
suculento puchero, por ejemplo grupo «Poeta-No
lugar» (conformado por el Antonio Mercado, el Adrián Volt, la Ariadna
Hitchel, el Josué Peñaloza, el Juan Salpri, la Luxia López, el Miguel Quivira,
la Paty Blake y el Roberto Navarro, acurrucados en http://www.varia-creacion.blogspot.com/) «Las Lunas» (que es un trío de cretinas integrado por la Hadia
Farfán, la Mónica Morales y la Sharon Vázquez, sitiadas en la página güeb: http://bitacoradeviajelunar.blogspot.com/), «Acanto
y laurel» (un grupúsculo madroteado por la nefasta de la Aída Méndez y dos
que tres padrotines más), el «Proyecto
Editorial Existir» (a cargo del Gilberto Licona y su ganga andrógina), «Las Matronas» (a resultas de la
Amaranta Caballero, el Pepe Vázquez, el Roberto Partida y otras coladas), el «Tijuana Bloguita Front» (cofradía del Rafa Saavedra en la que
resaltan mamertos como el Juan Carlos Reyna y el Erasmo Katarino Yépez).
—Además de otros copleros de la verba vertical
que andan rebotando de un lado a otro.
—Esta
virulencia supuestamente poética no es otra cosa que una burda maniobra que se
reparte a cachetes como el rosario de la aurora; una fórmula abstracta tan
incomprensiva que puede tener cualquier significado. Esa es la descripción de
la inmanencia que se teje pregonando fantasías. En extremo, la candidez que
contiene la cantaleta boba «todos somos
poetas» encierra una semántica de ultratumba que difumina cualquier
diferencia; no hay clases sociales, da lo mismo estar de pie que de rodillas. No
hay discernimiento entre pureza e impureza, tampoco redención; únicamente
ambigüedad de Pigmalión y el marqués de Sade. El arte como la política,
superficial.
—Y ¿el
intelectual o el poeta?
—Ese güey
se vuelve un nómada que carga su maletita de oxímoron deconstructivista,
mostrándole al mundo su sonrisita de pensador ingenuo y astuto con disfraz de
pendejo.
—Lirismo
estéril, parálisis parmenídea. Todos son lo mismo o todos no son ellos. Las
esencias preceden a la existencia; sin sustancia, sin verdad. Por eso el nodo
esta en la poesía, en un lenguaje que no obedece más que a sus propias leyes.
Homo sapiens, homo faber, homo ludens. O para decirlo como Wittgestein: la
filosofía como forma artística. Por eso todos quieren ser alumnos de las musas.
No hay punto de partida ni nada que expresar. La verdadera misión es exprimir
la naranja hasta dejarla sin jugo; gimotear y echar lagrimones como garbanzos.
La rentabilidad espiritual es lo de hoy, por eso todo es poesía. Montón de
mierda que ni los propios poetas soportan.
—Y ¿qué
se puede esperar si hasta el Pato Zambrano es poeta!
—Entonces,
si a esas vamos ¿porqué no han de ser también poetas la Aída Méndez, la Petra
Bonilla y medio centenar más de viejas locas! •