
En la pequeñaburguesía hay también monigotes que buscan un amo que les patee el culo, que se los fabiruchee. Y eso sucede en la uniformidad benéfica de la cultura y las artes. Prueba de lo anterior son los intelectuales «orgánicos» que, cegados por el« aufklarung» del cesarismo estatal, se extraviaron en el asilo de los invidentes y ... los mudos. Señorones prebendados y coptados en el protectorado de las galernas institucionales, so pretexto —idiota, ingenuo o farsesco— de llevar a la práxis la XI tesis de Febuerbach (o sea, transformar al mundo de sus antípodas clasemedieras), pero quedando históricamente matriculados en la complicidad —directa indirecta— de la ignominia.