Espíritus manumitidos que se sienten libres

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El pluralismo retoma el trabajo de las utopías y se transparentan las fronteras entre lo que se legitima y se condena. En fin, todo discurso radicalizado tiende a ser empático con aquello que se le opone. Por eso da lo mismo estar a lado de los buenos o de los malos, ser de izquierda o derecha, rico o pobre, puta o mojigata, inteligente o pendejo. El conformismo y la pasividad se disfrazan de activismo y de lucha social para apaciguar las angustias de la seudoatonomía alienada de los espíritus manumitidos que se sienten libres de la disciplina oficial.

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