ESTO ES LO QUE SE LLAMA VERDADERA LITERATURA



«No sé por qué a cierta gente le da por preguntarme y preguntarme cosas. Me caga que me estén preguntando, y más cuando ya saben de antemano la respuesta. "El Boti" siempre me está preguntando de la farándula (asume que porque cubro Espectáculos me apasiona el tema o no sé qué). Además que me pregunta de datos faranduleros de los años cuarentas o cincuentas, qué sé yo. Luego está un fotógrafo de Ensenada que siempre está enfadando y preguntándome de cosas de arte o literatura, todo lo que se le ocurra en ese momento, cuando yo lo que quiero es que me dejen en paz. Después está otro ruco que siempre me quiere preguntar sobre cosas de política y, en el colmo de los casos, hasta de fultbol.
Prefiero hacerme el güey e ignorar. No me gusta que me pregunten. A mí que me platiquen historias, aunque sean mentiras, pero que me platiquen... Me gusta escuchar... me gustan las historias...»
[Juan Carlos Domínguez, el Payaso ruin, 5 de julio de 2007, http://payasoruin.blogspot.com/].

«Nunca un gyro me supo tan amargo. Era un 19 de abril [2002] en el restaurant griego Dionysos. La comida se me atoraba en el esófago. Mi novia me mandaba el carajo definitivamente. Más tarde, previa maldición e invitación a que se pudriera en el infierno, me bajé de su carro de un portazo. Como zombie llegué hasta el taxi. Trastabillando entré a mi casa. Me derrumbé. Por la noche los conocidos que me encontraban mal tripeaban el ardor de mis ojos y mi semblante tambaleante. En el CECUT se inauguraba una exposición de arte oaxaqueño. Mis pasos eran forzados, sentía cargar dos enormes lozas. Me eché unos mezcalitos para aumentar mi turbación. Saludar de mano a cada conocido y de beso a mis amigas hasta me daba güeva. Al rato, en el Festival de Danza, mientras en el escenario Elizabeth Licea lloraba por el bailarín muerto Ricardo Peralta, desde una oscura butaca para mis adentros yo hacía el mismo por mi vacío recién estrenado. Mi ex dos filas más abajo sabrá la chingada que pensaba su cabecita. Para matar un tiempo ya de por sí muerto a la salida me fui al Bar Turístico. Era viernes pero no había nadie. Todo el mundo andaba en otra parte. Me senté en la barra, de espaldas a la puerta. ¡Maldita sea!, la única que llegó fue Daniella Gallöis (por favor pronuciar Galuá); una artista francesa, anciana, radicada en Tijuana. La mejor pintora que hay por acá pero que nunca se ve en inauguraciones de exposiciones, ni fiestas, ni mucho menos haciendo antesala en las instituciones ni besándole la mano a los funcionarios. Prefiere pasársela en las cantinas (El Turistico, Dragón Rojo, La Ballena...) y pedir prestado pa'la caguama a cualquier borracho. Ella estuvo casada con el pintor Benjamin Serrano, quien se la trajo de Francia. Fue una apasionada, desenfrenada, fatalista historia de amor. Un dolor que siempre carga. Daniella convivió con grandes de la plástica como Diego Rivera, Frida Kahlo, Remedios Varo, Leonora Carrigton [¿Carrington?]; sus cuadros evidencian toda esa influencia. Suele vender algunas de sus obras a las familias ricas (ricas, no cultas) de Baja California; pero la mayoría las malbarata apenas para sacar para el vicio. Esa noche llegó y sentó a mi lado. Yo la quería matar... decirle que se largara y que ya no me salpicara de su saliva alcoholizada... decirle que no me importan sus historias... que estaba que me llevaba la verga... que todas las viejas son iguales... que ¡ya cállate cabrona!... volví a escuchar que el poeta Víctor Hugo Limón le robó unos bocetos y se los vendió a Fernando Botero y a Pérez Nieto, que ahora ellos se han hecho millonarios con su obra... que su esposo muerto se le aparece siempre y platican largas horas... que ella se enteró mucho antes de los atentados de Nueva York... que unos demonios de otra planeta están tramando todas las infamias que últimamente suceden en la tierra... que su estudio está lleno de seres de sombra... Por supuesto, Daniella Gallöis está loca. Todos tenemos alguna manera de enloquecer. La mía comenzó aquél 19 de abril...»[Juan Carlos Domínguez, el Payaso ruin, septiembre de 2002].

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