15 de julio de 2013

como los monos enjaulados que buscan encontrar la salida para hacerse hombres



Pareciera que la pequeña burguesía no tiene modo de superarse. Sus miembros se creen muy supersensibles cuando hacen ruido con sus trompetas y falsean deliberadamente su nihilismo, pavoneándose en la protesta como descarados esnobistas. Son como los monos enjaulados que buscan encontrar la salida para hacerse hombres; no quieren libertad, solamente una salida, sea hacia la derecha o la izquierda; por donde esté no importa. En el ambiente del «yetzet» culturero aparecen como tipos solidarios que luchan en abstracto por las causas sociales en favor de los pránganas; pero lo hacen sin conciencia de clase, dada su condición clasemediera.

se portan como si fueran gitanas legítimas

Ah, y cuando fingen indignarse hasta se portan como si fueran gitanas legítimas. Señoritos de caca que salen a darse baños de pueblo, restregándole al desmesurado espíritu la unción de la ignorancia y la plañidera cursilería.

Por una Tijuana sin culturosos parásitos... (suena a pleonasmo)



Por una Tijuana sin culturosos parásitos... (suena a pleonasmo)

mediocridad y talentismo huero

La decadencia y la estulticia de la producción artística de los literatos y seudoestetas tijuanenses no sólo consisten en su mediocridad y talentismo huero, sino en su negligente oportunismo y pendeja banalidad.

un ámbito culturalmente corrompido y atestado de estupidización banal

En un ámbito culturalmente corrompido y atestado de estupidización banal, el triunfo político es un triunfo literario; y es el destino que saca al escritor del anonimato público, sin que importe ya la integridad intelectual o la calidad artística de la obra. A partir del momento histórico que Ángel Rama denominaba «reconstrucción de la retórica», el concepto de ideología se abrió a nuevas formas superestructura les. Se establece la ambigüedad del discurso y la realidad deja de ser natural y objetiva porque la determina la técnica literaria. La sociedad clasista es morfológicamente un modelo cultural y el arte un ejercicio de control social, una confusión de caracteres, de repetición de fantasmas de telepantalla.

literatura como apéndice de lo que ayer fue literatura



Induciendo al consumo de bienes culturales, se parte de la convicción de que la literatura es ahora más chingona; y, a contrapelo de lo que sucedía en otros tiempos, el arte se privilegia como producto de mercado y el canon literario se postula desde la industria editorial. La literatura se contiene en un desaforado discurso —pobre, maltrecho e incoherente— en el que se habla de todo y de nada al mismo tiempo. O sea, la literatura como apéndice de lo que ayer fue literatura. El castigo para el literato es una colectividad analfabestia, una gran masa de apáticos no-lectores y un yermo de ágrafos. Y la única regresión al pasado clásico, como los «post-arieles» de Enrique Rodó, es la gran cultura del gran privilegio; el gran gusto de la pequeña burguesía hacia los superdotados de la aristarquía seudoliteraria de los supuestos genios de chafetán.

Francisco Morales en la dote cultural de nuestras miserias locales

Y el poeta, compinchado en la rémora de las instituciones cultureras del gobierno empresarial (IMAC, CONACULTA, FONCA, ICBC, CECUT), proporc...