Bato. Hombre, señor paisano, amigo, camarada, o
cuando se hace referencia a alguien, omitiendo su nombre. Normalmente funciona
como persona indeterminada. La Real Academia Española recoge el término como
sinónimo de hombre tonto, o rústico y de pocos alcances. Puede decirse Batón, Batote
o Batillo, y escribirse con v, Vato; la consonante es lo de menos, al vulgo le
viene guango. En cuanto al origen del vocablo, suena a simple ocurrencia
suponer que bato provenga de la onomatopeya bat, y de la que, supuestamente,
deriva bostezo. Por el contrario, en trabajos lexicográficos sobre el argot
español, como «El tocho cheli» de Martínez Márquez Ramoncín, el «Diccionario de
argot» de Sanmartín Sáez y el «Diccionario ejemplificado de argot» de Ruiz
Fernández, se registra bato como un término de la jerigonza romaní; es decir,
correspondiente al caló o lengua de los gitanos; y halla su raíz en bata,
madre; y, luego, por oposición: bato, o sea, padre. Construcción: «Me dijo
aquel batillo, que tú tienes el paro» (Voz popular) / «Una noche caminaba, por
una de las calles de esa ciudad frívola (Rubén Vizcaíno Valencia dixit), un
bato de los Altos de Jalisco» (Martín Romero, «Bitácora Norteña», Identidad,
14/04/02) / «...yo le puse 'Mitotitos', a lo que ahora el Fox llama 'una sarta
de babosadas' y se me hace que en eso, el bato ¡tiene razón!» (El Lyon, «Puro
calzón», Zeta, 1441, 09-15/11/01).
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Véase: Ese; Jómy; Jomboy; Güey; Carnal.
Entrada del «Diccionario del caló en la frontera
norte de México», de Ektor Henrique Martínez, editorial El Charquito, Tijuana,
Baja California, 1982-2006.